viernes, 30 de octubre de 2009

EDUCACIÓN Y FAMILIA EN EL SIGLO XXI

por Alejandra Almeida Méndez.
"La familia es el espejo de la sociedad" Víctor Hugo.


La familia del siglo XXI, es diferente a la que se conoce de otras épocas, aunque sigue siendo una organización que se encuentra vinculada por diversos factores, como el parentesco o la afinidad, se denota que teniendo toda la tecnología y avances científicos al alcance, no logra la plenitud de vida en el sistema familiar.

Para entender como hemos llegado a este punto me remontare al origen de la familia, que de acuerdo con los estudiosos del tema surge con los nómadas, cuando era puramente una situación de supervivencia y la familia estaba conformada por todos los integrantes de la comunidad, las actividades eran socializadas y responsabilidad de todos.

Cuando se descubre la agricultura los sedentarios dividen las actividades realizadas por los hombres, las mujeres y los niños, la familia era del tipo socialitaria, se refiere a que cada uno de los miembros, tenía una determinada función o rol, que al no cumplir cabalmente, era sancionado por los sabios del pueblo.

Pero cuando llegaron los españoles a nuestro país, todo cambio pues las mujeres pasaron a ser personas de segunda clase, sujetas por obediencia y sumisión primero por el hombre, después el rey y finalmente por la iglesia.

En este punto, es donde la socialización de las familias sufre una transición y se ve determinada por el exterior, es decir, por las instituciones quienes dictan los comportamientos aceptables para cada uno de los miembros que conforman la familia.

Entonces la Iglesia apareció y se hizo cargo de la educación que más tarde, después de la independencia, pasaría al estado nacional.

Pero el seno familiar se fue deteriorando, gracias a que fue reemplazada por las escuelas, quieren se convirtieron en los pilares para solidificar la pirámide autoritaria externa llevándonos a la producción de mano de obra barata desprovista del amor y lealtad a los orígenes.

Entonces se reconoce como padre al Estado y como madre a la iglesia, dejando fuera a los verdaderos responsables de la educación, el padre y la madre se enrolan en una dinámica dedicada a satisfacer las demandas de la sociedad capitalista actual, llegando al punto en que cada individuo deja de ser individuo consciente de sus acciones para convertirse en el sujeto obediente y disciplinado.

Afortunadamente, los seres humanos somos flexibles y dinámicos, permitiendo que se generen procesos de internalización y objetivación internos diferentes, es decir, que tengamos que dejar de ser utilizados por las instituciones externas, por ejemplo reflexionar sobre lo que obtendremos al seguir los mandatos que dictan los países hegemónicos, que siempre perseguirán obtener mejores ganancias económicas, sin importar lo que suceda con el aspecto humano de cada individuo.

Los padres, madres, educadores y cualquier individuo en general, debemos asumirnos como responsables de nuestros procesos de comunicación, internalización e institucionalización, sin olvidar que es necesaria esta nueva perspectiva para encontrar el camino correcto para que la familia del siglo XXI viva plenamente y llena de satisfacciones en un entorno que no le pertenece.

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